13 de diciembre de 2010

Minuto 91: Zaragoza 1-3 Real Madrid

El Real Madrid sigue sin levantar el pie del acelerador en la carrera por el título de Liga y suma tres
nuevos puntos en un partido que tenía resuelto en cincuenta minutos. Ozil resolvió un gran contraataque encarrilando muy pronto el partido para que Ronaldocon un tremendo tomahawk y Di María de vaselina cerraran la victoria. La peor noticia en el sencillo triunfo la dieron Marcelo Xabi, que al ver sendas tarjetas amarillas se perderán el partido ante elSevilla. En el otro lado de la balanza, una de las mejores noticias la dejó Lass al cuajar un gran partido en contra de lo que venía demostrando, así comoMorata al debutar con el primer equipo, y paradójicamente en el mismo lugar donde lo hizo Raúl. Mientras tanto, Benzema volvió a demostrar por qué aún no se puede confiar en él para ir de caza en una gran montería al errar en tres ocasiones muy claras.
Precisamente en relación al francés, se quejaba veladamente José Mourinho de que no tenía perros suficientes en la plantilla en la previa del partido en La Romareda. Pero eso sí, ya fueran gatos o perros, todos los jugadores que dispuso sobre el césped en Zaragoza mostraron sus uñas. El conjunto maño salió muy enchufado al césped con la intención de intimidar al Madrid, para quizá así hacer olvidar los complejos que seguro provocaba mirar la clasificación. Pero poco le duró el ímpetu a los locales. Y es que a pesar de que el equipo merengue salió un poco impreciso, le costó cuarto de hora adelantarse en el marcador.
Fue Ozil el que batió por debajo de las piernas a Leo Franco en un mano a mano. Pero lo mejor no fue la definición, sino el proceso hasta ella. Tres toques hicieron falta para dejar a Ozil solo frente a Leo Franco: recupera Xabi en su campo, pase a Ronaldo, que de tacón prolonga hacia Marcelo, un toque para controlar y otro para cambiar el balón de banda magistralmente hacia el germano. Así de fácil, así de complicado. 

Dicen que el gol es la esencia del fútbol, y efectivamente el cambio en el marcador modificó el sino del partido entonces. Y es que a partir del tanto, el Zaragoza fue tan sólo una sombra de lo que parecía ser en los primeros diez minutos. El Madrid se hizo dueño y señor del partido entonces, y a pesar de que seguía impreciso y poco profundo, el gol visitante se veía caer ante la inoperancia maña. El minino Benzema ya tuvo un mano a mano  a su disposición mediada la primera mitad, pero el ratón del gol se le escapó de las zarpas. Fue Ronaldo el que no falló al borde del descanso con un tomahawk de falta directa que se coló por la escuadra. Su forma de celebrarlo será discutible, pero semana tras semana el luso demuestra que su fútbol no depende de gustos.
Con el claro 0-2 en el electrónico se llegó al descanso, y nada más regresar de los vestuarios Di María apuntilló al Zaragoza con otro gol usando el recurso más antiguo del fútbol: un pase elevado por encima de la defensa. Así de fácil evitó Xabi la zaga blanquilla para que el argentino resolviera con una vaselina el mano a mano frente a Leo Franco. No hacía falta más artificios. En la primera parte el Madrid los había buscado sin éxito, y parece que en cuanto se decidió a buscar el gol, encontró el premio.
Con el partido decidido ya en el marcador, cinco minutos después Gabi recortó distancias desde los once metros por un penalti que Bertolo encontró muy finamente cuando encaró a Carvalho. Sin embargo, aunque en el electrónico las diferencias parecían menores, en el campo la dinámica seguía perenne. El Madrid tuvo la goleada en las botas de Benzema en dos claras ocasiones, pero aun certificando el francés que sigue en clara progresión ascendente, le dio la razón a su entrenador cuando le trataba de gato. Aún le falta olfato, garras, velocidad e instinto para ser tratado como de gran felino.
Tal es la carencia que Benzema no jugó ni el partido completo, aunque lo cierto es que el Madrid ni echó de menos sus goles en La Romareda. Es más, en el tramo final del partido al conjunto madridista sólo le hizo falta dejarse llevarse para sumar definitivamente los tres puntos y certificar que la herida provocada en Barcelona ya ha cicatrizado.

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