Partido muy psicológico, en el que los blancos llegaban bajos de moral y con un Higuaín dubitativo entre recurrir o no a la cirugía para recuperarse de su hernia discal. Pero la sorpresa estalló, Jose Mourinho optó por jugar con un trivote compuesto por Xabi Alonso, Lass y Khedira y sin ninguna referencia ofensiva. Por lo tanto Benzema vió los primeros 53 minutos desde el banquillo.
La primera parte estuvo muy trabada, un partido en el que el conjunto merengue no funcionó como de costumbre, Xabi Alonso tuvo que interpretar un papel secundario, no encontraba su espacio en un centro del campo plagado de compañía, no solo madridista si no con Maduro y Albelda en frente.
Tino Costa dejó detalles de calidad -una zurda magnífica- y Mata fue también un peligro para el área de Iker Casillas que con una mano milagrosa salvó lo que pudo haber sido una catástrofe.
Por parte del Madrid en la primera parte, alguna jugada aislada como el cabezazo de Di María que estuvo punto de abrir el marcador tras un maravilloso centro de Marcelo, y un taconazo de Ronaldo al palo. Si llega a entrar se cae el Santiago Bernabéu.
La segunda parte estuvo marcada por la expulsión de Albelda, que frenó un pase con la zona del hombro, discutible la expulsión desde mi punto de vista. Parece que mentar los atracos en el Bernabéu le paso factura. Pero a partir de ese momento el Valencia fue hacia abajo, y el Real Madrid hacia arriba.
El dominio blanco era evidente y tras una falta no señalada a Banega, Özil condujo un balón hasta el área y con un pase milimétrico permitió que Cristiano Ronaldo fusilara al joven portero valencianista.
Y no contento con igualar a Messi en la carrera por el pichichi, Ronaldo agarró un balón al borde del área y tras desbordar a Tino Costa con una bicicleta le mandó un misil tierra-aire a las redes de la portería ché, un gol maravilloso digno de un futbolista de otro planeta, siempre luchando cada balón, dando el 150% en cada partido. Sublime
No fue un partido digno de Salón de la Fama, pero totalmente válido para seguir en la lucha por la liga. La jornada estuvo marcada por la polémica de la huelga de los controladores aéreos que obligo a todos los equipos visitantes a desplazarse en autobús o en tren.
Muy irregular fue la decisión de la RFEF tras no sancionar al Barcelona por llegar al partido una hora y media tarde.
Villarato
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